Cuando el jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014 anunció desde Oviedo el galardonado de aquel año, John Banville era un nombre cuando menos poco familiar en España. Aquel día se supo que el autor, finalista en la edición anterior, se había impuesto a Haruki Murakami e Ian McEwan, además de otros 21 candidatos. Después de aquel comunicado, su paso por la península perdió algo de discreción. Sobre todo aquel verano, en el que el reconocimiento supuso decenas de entrevistas y nuevas ubicaciones de sus obras en los estantes de las librerias.

William John Banville nació en 1945 en Wexford, capital del homónimo condado irlandés, y es el único autor de esa nacionalidad que ha recibido el Príncipe de Asturias de las Letras. O quizá sería más acertado afirmar que Banville son los dos únicos autores irlandeses galardonados, porque también es Benjamin Black. Y así lo reconoció el jurado, en el que estaban José Luis Garci, Fernando Sánchez Dragó o Luis Alberto de Cuenca, que acordó conceder el premio “al novelista irlandés John Banville por su inteligente, honda y original creación novelesca, y a su otro yo, Benjamin Black, autor de turbadoras y críticas novelas policiacas”. Afirmó el acta, además, que “cada creación suya atrae y deleita por la maestría en el desarrollo de la trama y en el dominio de los registros y matices expresivos, y por su reflexión sobre los secretos del corazón humano”.

El marBanville, que fue subdirector y editor literario de The Irish Times, ha recibido numerosos premios a lo largo de su carrera. Entre otros reconocimientos, en 2005 fue galardonado con el Man Booker gracias a El mar, premio del que ya había sido finalista en 1989 con El libro de las pruebasCopérnico, una biografía novelada del astrónomo polaco, le valió el James Tait Black memorial Prize de Ficción en 1976. Cinco años más tarde obtuvo el Premio Guardian Fiction por la obra Kepler.

En 2006 se lanzó a la novela negra bajo el seudónimo de Benjamin Black con El secreto de Christine, posteriormente adaptada para televisión. A la que siguieron obras como El Lémur, previamente publicada en serie en The New York Times, o La rubia de ojos negros, su último trabajo, en el que deveuelve a la vida al detective Philip Marlowe, creado originalmente por Raymond Chandler.

Considerado por George Steiner “el novelista en lengua inglesa con más inteligencia y estilo de la actualidad” y señalado por algunos críticos como “heredero de Nabokov”, por su conocimiento técnico de la literatura, su prosa y humor negro, el irlandés fue nominado para el más prestigioso galardón de las letras que en nuestro país puede recibir un extranjero por José Antonio Pascual Rodríguez, entonces subdirector de la Real Academia Española, y Javier Garrigues, embajador de España en Dublín en aquel tiempo.

A sus 75 años, Banville aún es el único irlandés reconocido con el Princesa de Asturias en cualquiera de sus disciplinas. Natural que el premio llegara a través de la literatura: Irlanda es un país de escritores. No tanto la tardanza en hacerlo ni que en la demora ignorase, por ejemplo, a Samuel Beckett o Seamus Heaney.